Leche de coco: nutritiva e ideal para reemplazar los lácteos

El coco es una fruta que abunda en los lugares de clima tropical. Técnicamente es una drupa, es decir, una fruta que tiene una cáscara que recubre un interior carnoso, que a su vez también tiene otra cáscara interior que rodea una única semilla.

Es importante no confundir la leche de coco con el agua de coco. Ya que la primera se obtiene de la pulpa blanca del fruto, mientras que el agua de coco se puede beber directamente al romper la cáscara. El agua de coco es rica en electrolitos (al igual que las bebidas deportivas), lo que la vuelve ideal para la rehidratación luego de realizar actividad física intensa.

La leche de coco se obtiene tras procesar la pulpa y mezclarla con agua. Su textura es cremosa y tiene un sabor dulce característico. Se puede comprar envasada o preparar en casa.

Desde el punto de vista nutricional, este producto se ha vuelto popular en todo el mundo por su gran aporte de energía y minerales. Además, a pesar de tener un sabor dulce, tiene un contenido de azúcar relativamente bajo (sin glucosa ni fructosa).

No obstante, también se caracteriza por un elevado contenido en grasas, por lo que se debe consumir con moderación si no queremos terminar ganando peso.

La leche de coco es un alimento rico en potasio, necesario para el buen funcionamiento del sistema nervioso, y su aporte en hierro ayuda a prevenir anemias. También contiene ácido láurico, que se convierte en un compuesto conocido como monolaurina, el cual actúa como antibacterial y antiviral, protegiéndonos de infecciones y virus.

Unos 100 gramos de leche de coco aportan 230 kcal, 2,3 gramos de proteínas, 6 gramos de hidratos de carbono, 24 gramos de grasas, 1,6 miligramos de hierro y 260 miligramos de potasio.

Por otro lado, los beneficios de la leche de coco no son sólo nutricionales sino que se destacan las aplicaciones estéticas: se puede utilizar tanto para nutrir el cuero cabelludo como para suavizar la piel (se aplica en forma tópica).

VOLVER