¿Con qué está recubierto el maní japonés?

El maní japonés es un snack salado y muy crocante que podemos encontrar en cualquier dietética. Resulta ideal para preparar picadas y acompañar con cerveza.

A diferencia del clásico maní pelado que todos conocemos, la versión “japonesa” se caracteriza por tener una gruesa capa de harina de trigo condimentada y frita que le da una forma redonda.

Curiosamente, su nombre puede generar confusiones ya que en realidad este producto comenzó producirse en la década del '40 en México. Es decir, el maní japonés en realidad es mexicano.

Su creador fue un inmigrante nipón, llamado Yoshigei Nakatani, que había viajado hasta el Distrito Federal para trabajar en una fábrica automotriz. La empresa cerró a los pocos años y  Nakatani tuvo que ingeniárselas para poder mantener a sus hijos.

Entonces decidió comenzar a producir una especie de golosina frita a partir de la adaptación de una receta que había aprendido en su país natal. El snack que vendía “el japonés” rápidamente ganó popularidad en toda la ciudad. De allí surgió también su nombre popular. Décadas más tarde su producción se industrializó y llegó a todo el mundo.

Como todos los frutos secos, el maní  es un alimento muy nutritivo para nuestro organismo si se lo consume con moderación ya que contiene altos niveles de  grasas monoinsaturadas y proteínas. Sus ácidos grasos ayudan a reducir el colesterol malo (LDL) y elevar el bueno (HDL), previniendo las enfermedades coronarias.

No obstante, al ser un alimento frito el consumo de la versión “japonesa” no es recomendado por los nutricionistas debido al exceso de calorías y grasas saturadas. Solo debemos disfrutarlos ocasionalmente y en pocas cantidades.

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